Las Frutas de los Taínos
Representaban una parte muy importante en la vida de los indios de Quisqueya. La mayoría existían en estado silvestre. Entre las frutas más apreciadas se encontraban: la papaya (lechoza), ananás (piña), la guanabana, el caimito, el mamón, el anón, el hicaco, el jobo, el mamey, la pitahaya, la güiabara (uva de playa) y otros mas.
La semilla de la bija (achiote) era usada para pintarse el cuerpo de rojo con fines ceremoniales y como repelente para los insectos. La jagüa era usada para pintarse el cuerpo de color negro y para tintar algunos tejidos.
La guayaba era una fruta con importante significado místico para los indios. Se dice que durante el día los muertos se mantenían en las cuevas y por la noche salían en forma de murciélagos para comer su fruto. (Pané, 1988)
Otras plantas de valor utilitario:
Aprovechaban el fruto seco del higüero (calabazo) para fabricar vasos de beber, platos y envases para agua. También con éste fabricaban un instrumento musical llamado güiro, que hasta hoy día forma parte en la música típica dominicana.
Conocían la técnica del hilado, los tejidos y la cestería de fibras vegetales. De los tejidos en algodón realizaban finas labores, como las hamacas o camas colgantes, las nagüas o faldillas usadas por mujeres casadas y laboriosos cinturones, entre otros. Ejecutaron también impresionantes y esculturales ídolos o cemíes de algodón para fines funerarios.
Con las hojas de ciertas palmas fabricaban cestos o macutos para recolectar frutos y otros productos. Para la simple cordelería y confección de las redes, aprovechó otras fibras mas ásperas y resistentes, como la cabuya, el henequén y el maguey.
El tabaco (palabra taína) era usado de forma tanto recreativa como ceremonial. Nos informa Las Casas “encendian el mosquete, por una parte, i por la otra sorbían o atraían el humo hacia dentro en el pecho, lo cual les causaba un adormecimiento en las carnes y en todo el cuerpo; de manera que ni sentían hambre ni cansancio, i estos mosquetes llamaban tabacos”. (Tejera, 1977, p. 1172)
Investigación: Carlos J. Estevez
Redacción y corrección de estilo: Elaine Hernández